Con altares, calaveras de azúcar, papel picado, velas y comida se celebra en México el tradicional Día de Muertos
La tradicional fiesta de Día de Muertos es una de las más importantes en México: se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre, conjuga elementos que provienen de las culturas prehispánicas y otros que incorporaron los conquistadores y religiosos que arribaron a territorio mexicano en el siglo XVI.
Existe la creencia de que las almas de los difuntos, niños y adultos regresan un día del año para convivir con sus familiares vivos, así como disfrutar del aroma y esencia de alimentos que se preparan en su honor.
Para los antiguos mexicanos, la forma en que moría un individuo determinaba su viaje final a las cuatro moradas:
• Chichihuacuauhco: para los niños pequeños que no habían probado el maíz
• La Casa del Sol: para los guerreros y las mujeres que morían al parir
• Tlalocan: para quienes fallecían por alguna causa relacionada con el agua
• Mictlan: a donde iban a parar la mayoría de las personas
La muerte implicaba un largo viaje por nueve niveles antes de llegar al inframundo. Se acostumbraba colocar una ofrenda junto al difunto.
Con la introducción del cristianismo, cambió la manera de concebir la vida y la muerte en Mesoamérica. Era necesario cumplir con una serie de preceptos morales para alcanzar la salvación y evitar el castigo eterno. La Iglesia instituyó el Día de Todos los Santos y la fiesta de los Fieles Difuntos; se incorporaron
imágenes religiosas; se difundieron rezos, grabados y pinturas con representaciones de la muerte.
La ofrenda y el altar permiten demostrar a los muertos que siguen presentes en la memoria de los vivos. Entre los elementos esenciales están las velas, que indican la ubicación exacta de la ofrenda; las flores (especialmente cempasúchil), que atraen por su color y alimentan con su aroma; el incienso o copal, que purifica el ambiente y propicia la comunicación de vivos y muertos; el agua, para calmar la sed de las almas viajeras; y el pan.
Dulce tradición
Los dulces predominan en los altares de Día de Muertos, entre los que se encuentran: dulce de calabaza con piloncillo, fruta cristalizada, así como las coloridas calaveritas hechas con azúcar o chocolate. El pan de muerto es un elemento infaltable en una ofrenda, actualmente hay de diferentes ingredientes, estilos y formas. El más popular es redondo, cubierto de azúcar blanca o roja, con tiras que simulan huesitos.
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